Las Alternativas de movilidad en tiempos de nueva normalidad
Palabras clave:
estadísticas, Covid-19, OMSResumen
La aparición del nuevo virus SARS-CoV-2, y la expansión de su enfermedad Covid-19, como pandemia global, ha tenido impacto directo no sólo en términos de salubridad, sino además en aspectos geopolíticos, económicos y sociales. Las estadísticas construidas a lo largo de 2020, en torno a la pandemia, han revelado, por un lado, el precario sistema de salud de las naciones emergentes; pero, por otra parte, también las
distorsiones del inequitativo sistema de salud prepagada y seguridad social, y la falta de políticas
públicas adecuadas y oportunas para la contención de la propagación del virus, en los países del
primer mundo. Los conflictos entre varios países y sus líderes políticos no han pasado desapercibidos. La disputa natural que existe entre Estados Unidos y China también se ha expresado en varios aspectos
relacionados con el SARS-CoV-2. ¿Cómo y cuando surgió el virus? ¿ha sido o no oportuna la advertencia de su presencia y efectos hacia la comunidad internacional? Las incertidumbres alrededor de estas interrogantes, incluso provocaron la separación de la primera superpotencia mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los países de la Unión Europea y Rusia también se suman a las dos naciones ya citadas, en la competencia por la producción de la vacuna contra el nuevo coronavirus, creando colateralmente incertidumbre política sobre eficacia de los productos elaborados por los países cuya participación totalitaria del Estado en la planificación nacional es evidente. Mientras ese mapa geopolítico se encuentra convulsionado, y las economías del primer mundo compiten por apropiarse de los réditos económicos inherentes a la producción de una vacuna que prevenga la enfermedad, América Latina se prepara para sufrir la mayor recesión económica de su historia a causa del Covid-19. Hasta julio de 2020, el Banco
Mundial ha estimado una contracción en la economía regional de un 7.2%, es decir, superior a la crisis financiera mundial de 2008-2009, o la crisis de la deuda latinoamericana de la década del 801. En términos sociales, los individuos, las familias, las comunidades y la sociedad en su conjunto, en cada país, también han expresado cambios en torno al impacto que ha generado la pandemia. Los largos períodos de confinamiento, las restricciones en las libertades individuales y en el desarrollo de las relaciones
interpersonales y familiares han generado sentimientos de frustración, ansiedad, y estrés en personas de toda edad. Cada grupo etario tiene un impacto, aunque diferente, muy representativo. Los niños por la falta de interacción con sus compañeros de clases y amigos; los adolescentes y jóvenes por la nula actividad social, y las restricciones de sus libertades; los trabajadores, por las extenuantes jornadas laborales expresadas a través del teletrabajo; y, los adultos mayores, por el abandono y segregación social que, aunque ya ha estado presente en la sociedad, se ha agravado a causa del Covid-19. En general, en la población infantil y adulta mayor, también se evidencia un temor paranoico por el enemigo invisible y por sus consecuencias, que en una alta proporción son fatales. No obstante, todas las implicaciones de este panorama global, que pueden resumirse en una palabra: CAMBIO, obligan al ser humano, como individuo absolutamente social, a adaptarse a la nueva realidad; la cual no implica regresar al mismo estilo de vida
que llevábamos antes de la pandemia, sino a considerar ajustes al estilo de vida laboral y social,
y a las dinámicas interpersonales. En este contexto, el presente artículo busca poner de manifiesto la necesidad de contar con alternativas de movilidad sostenibles y adecuadas que brinden las condiciones necesarias de seguridad y eficiencia para el desplazamiento humano, y de bienes materiales, ajustadas a la realidad ecuatoriana